miércoles, 17 de octubre de 2012

Un trabajo sucio



No todo iba a ser el andar por el monte, también hay otras faenas y algunas de carácter obligado. Esta faena es una de las duras, y de las más olorosas: la extracción del ciemo. Este ciemo se utiliza para el abonado de los huertos, se va acumulando en las casas con animales, ya que principalmente está formado por excrementos de animales, junto con la paja y demás desechos de la casa.
Montón de ciemo descargado

El pasado viernes, me desplace hasta mi pueblo Villastar, con la misión de ayudar a mi abuelo con en el huerto, pero me tenía una sorpresa preparada. El mono colgado en la silla y unas zapatillas viejas al lado, cuando pregunte para qué era eso, mi abuelo me respondió, para una de las faenas más viejas y peor pagadas que hay.
Ataviado con el mono de faena y con los trastos preparados, pala y horquilla, y la furgoneta preparada comenzamos la extracción del ciemo. Mi abuelo “aparaba” (mantenía la boca del saco abierta) los sacos y yo los llenaba. Hasta ahí todo bien pero no era la última faena que me quedaba después de llenar 12 sacos con unos 30 kilos aproximadamente cada uno, también tenía que cargarlos uno a uno en la furgoneta para transportarlos.  Poco a poco la ciemera iba quedándose vacía, a la vez que el cansancio iba en aumento.

                                

                                                      


 Después de tres viajes cargados de mierda hasta los topes, por fin acabamos el trabajo, no sin dejar un poco de ciemo como bien me explico mi abuelo, ya que algunos no pueden trabajar, no vamos a tener a las gallinas paradas.
Furgoneta a medio cargar

martes, 9 de octubre de 2012

Un día con los amigos en el ibón de Estanes

Aprovechando la estancia en Huesca de unos amigos turolenses, decidimos hacer una pequeña escapada al Pirineo. El lugar elegido fue el ibón de Estanes, situado en la frontera entre España y Francia. Para subir al ibón conocíamos varias subidas, pero la elegida fue la que comienza en el parking de Sansanet, situado en la vertiente francesa.
Siguiendo los numerosos carteles de la zona, comenzamos nuestra ascensión al ibón a través de un bosque de hayas, las zonas sombrías, la gran cantidad de vegetación y la humedad proporcionada por el río (muchas veces convertida en niebla) dan un toque místico a la zona que la hacen encantadora.
Tras unos 45 minutos de ascensión dejamos atrás el hayedo y encaramamos una zona de verdes praderas, en la cual el terreno se suaviza un poco pero no os hagáis ilusiones, sigue siendo cuesta arriba. Si queréis y como hicimos nosotros aquí realizamos una pequeña parada para realizar un almuerzo, ya que era hora de llenar el gaznate, el hambre aprieta al medio día.
Continuamos la marcha hacia el ibón y en unos 45 minutos más llegamos a la cima del puerto de Estanes, desde este punto conseguimos ver el ibón , solo nos queda descender hasta los pies de este para poder hacer unas fotos, incluso poder mojarnos con estas gélidas aguas y pasar un buen rato allí.
Fotos de Raquel Torrijo y Olmo Escriche, gracias por colaborar.